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miércoles, 30 de marzo de 2011

TEMA 6. DE LA VIOLENCIA A LA PAZ

TEMA 6. DE LA VIOLENCIA A LA PAZ
La complejidad social es cada vez mayor, y los problemas y dificultades van en aumento. Ante esto, los seres humanos no tenemos más remedio que ponernos a hablar y ver entre todos qué podemos hacer. Si negamos el diálogo y la comunicación nos veremos sumergidos en situaciones de violencia. Pero la tarea del diálogo, la construcción de la paz, no es fácil, requiere esfuerzo, aprendizaje y valor. Es una empresa difícil, pero merece la pena.

I.CONFLICTO SOCIAL Y VIOLENCIA
1. Palabras o violencia
El conflicto es la característica de la vida en común; toda convivencia origina conflictos, los cuales pueden ser afrontados por la violencia (negación del otro) o por el diálogo (respeto del otro). Los conflictos caracterizan la existencia social del hombre. Si somos tantos en un grupo humano, tiene que haber variedad, diferencias; lo extraño sería que fuésemos o pensásemos igual. Por tanto, tenemos que aprender a convivir con los conflictos sociales.
Ante los conflictos sociales se pueden tomar dos actitudes: el diálogo o la violencia.
- El diálogo consiste en ponernos de acuerdo utilizando la palabra (los argumentos), no la fuerza.
- La segunda implica que los conflictos se resuelven con la imposición de un deseo particular con el único recurso de la fuerza. La violencia social supone la exclusión de participar en decisiones que nos afectan.
Además de la violencia social, existe otra que se refiere a comportamientos humanos concretos. Esta violencia se define como el uso de la fuerza física (aunque también puede ser psicológica) dirigida intencionadamente contra los derechos de la persona, tanto contra la dignidad de los otros, como la de uno mismo. Todas las conductas violentas, sean del tipo que sean, resultan destructoras y negativas.

2. Tipos de violencia
Se suele decir que vivimos en una sociedad violenta, envueltos en acciones de violencia que se manifiestan en acontecimientos violentos: una matanza en una guerra, una pelea, un asesinato. Se trata de una violencia directa, ante la cual tenemos que adoptar actitudes que la mitiguen. Es la violencia de los hechos, la que es fácilmente describible; es el acto violento que procede de personas concretas (el puñetazo, el asesinato, violaciones, guerras, etc.). En la violencia directa, la responsabilidad del acto violento es más sencilla de determinar.
Ahora bien, hay otra violencia que no por ser menos visible es menos dura y cruel: la violencia estructural que se muestra en la explotación infantil, las condiciones miserables de vida que una parte del planeta impone al resto, la continua agresividad de la vida urbana, etc. En la violencia estructural, al contrario que en la violencia directa, es de toda la sociedad, por lo que es muy difícil encontrar la manera de moderarla.

Por otra parte, podemos pensar que el uso de la violencia es legítimo en determinadas ocasiones, como la defensa propia; de ahí que se pueda hablar de violencia de agresión, empleada con intención de dañar, o de violencia de defensa para repeler una agresión previa. La violencia estructural es la violencia invisible, la que no aparece en los medios de comunicación como tal: por ejemplo, la que produce pobreza, marginación. Es sinónimo de injusticia y desorden establecido. Resulta tan negadora de la dignidad humana como la violencia directa.

3. Por qué somos violentos
Se manejan dos teorías sobre el origen de la violencia:
- La primera considera que la violencia es innata y que, por tanto, el hombre es violento por naturaleza. Esta teoría, conocida como innatismo, es defendida por intelectuales como Charles Darwin o Sigmund Freud. Es una teoría pesimista porque afirma que, aunque cambiemos las estructuras sociales, la naturaleza violenta del ser humano no puede variar. El innatismo afirma que la violencia tiene un origen natural en el hombre; es decir, que el hombre violento no se hace sino que nace.
- La segunda piensa que el hombre no nace malo, sino que la sociedad lo hace malo. La segunda es optimista porque piensa que, transformando la sociedad, desaparecerá la violencia. Quizá lo más acertado sea pensar que ninguna de las dos tenga razón o que la tengan sólo en parte. Es cierto que en el hombre puede haber una disposición a la violencia, pero sin un contexto social propicio ésta no se desarrolla.

4. La fascinación por la violencia
La cantidad de imágenes violentas que nos llega a través de los medios de comunicación, aunque sea con la finalidad de denunciar situaciones crueles, embota nuestra sensibilidad; cantidad de películas, series de televisión, cómics, videojuegos o anuncios publicitarios recrean esa violencia.
Nuestro mundo es un mundo violento y los medios de comunicación reflejan y recrean esta violencia aprovechándose de los mecanismos psicológicos con que cuentan y del cierto placer que parecemos sentir con la contemplación de la violencia. Hemos perdido, ante tal avalancha, la capacidad de sorprendernos y de horrorizarnos.

5. ¿Contemplar imágenes violentas genera violencia?
Las teorías fundamentales sobre la influencia de los medios de comunicación en las actitudes y acciones violentas:
a) Teoría catártica. Según esta teoría, la visión de imágenes violentas sirve de válvula de escape. Es una manera de vivir la agresividad sin los peligros de la agresividad real, ya que mediante la imaginación compensamos la violencia que todos llevamos dentro.
b)Teoría de la habituación. La violencia en los medios se ve como algo normal; los medios no hacen más que reflejar lo que hay, no generan más violencia de la que existe.
c)Teoría de la estimulación. La violencia de los medios de comunicación de masas estimula y potencia las conductas violentas. Las personas que viven la violencia de los medios aprenden a resolver sus problemas y conflictos de forma violenta.

6. ¿Qué hacer frente a la violencia?
Para poder hacer frente a la violencia, lo primero que conviene hacer es reconocerla; es decir, es importante tener una actitud realista. No podemos ser unos ingenuos y pensar en la violencia como algo pasajero y de fácil solución. Si la violencia es, como decimos, una forma de responder a los conflictos, tendremos que seguir aprendiendo otras maneras de afrontarlos basadas en la comunicación y el diálogo.

II. Hacia una definición de paz
La paz es uno de los grandes temas de los que más se habla en nuestro mundo; los medios de comunicación social no hacen más que recoger esta ilusión de gran parte de los hombres. Sin embargo, muchas veces en nombre de la paz se han defendido las situaciones más violentas e injustas.

1. Paz negativa: ausencia de guerra
La paz ha tenido diferentes interpretaciones a lo largo de la historia. Una de ellas es entendida de una manera negativa, es decir, como ausencia de la guerra. Esta concepción es la más habitual y tiene su origen en las tradiciones griega y romana.
- El concepto griego de paz (eirene) es sinónimo de armonía, serenidad y tranquilidad, por lo que se entiende como ausencia de conflictos violentos declarados. Se empleaba el término para describir la situación de los territorios griegos cuando no había guerras. Un tiempo de paz era un período entre guerras.
- Para los romanos, la paz (pax romana) era mantenida con el poder militar, que sofocaba cualquier rebelión. Tantos griegos como romanos manejan un concepto negativo de paz: es lo opuesto a la guerra. La paz es sinónimo de orden, de unidad y control. Y por eso, para que no se rompa, se necesita estar continuamente alerta y preparado. De esta manera, se acuña la expresión “si quieres la paz, prepárate para la guerra” (si vis pacem para bellum).

2. Paz positiva: contenido de un ideal
El concepto de paz anteriormente analizado es muy pobre, pues podemos tener un sistema muy ordenado, muy tranquilo, pero profundamente injusto. Para ampliar el concepto de paz podemos acudir a otras tradiciones:
- La tradición oriental. Concibe la paz como un proceso interior de la persona: la paz es interiorizada y se manifiesta al exterior con un sentimiento de respeto a todo ser. El gran representante de estas concepciones orientales ha sido Gandhi.
- La tradición hebrea. Posee uno de los conceptos más ricos y positivos de paz (shalom). Para la tradición hebrea, vivir en paz es respetar las relaciones establecidas con Dios y las que instaura su pueblo justa y fielmente. Esta tradición presenta un concepto de paz entrelazado con la idea de justicia: sin vínculos, sin lazos de reciprocidad, fidelidad y justicia no hay paz. Cualquier atentado al otro (robo, violencia física, engaño, desprecio, incomprensión) es una injusticia: es falta de paz.
- La tradición cristiana. Otra visión rica de la paz es la cristiana. La paz es amor. Esta idea de paz cristaliza en el concepto de ágape (entrega al prójimo, sacrificio, buena voluntad, servicio incluso a los enemigos, etc.), y es probablemente la aportación más válida del cristianismo al humanismo de todos los tiempos.

III. El proyecto ético del pacifismo
1. La construcción de la paz

El pacifismo es común denominador de muchos movimientos sociales. Se caracteriza por un deseo de vivir en paz y con paz. Promueve mecanismos internacionales de resolución de conflictos. El pacifismo opta por la comunicación, el diálogo y el respeto para resolver los conflictos, por eso se inscribe en el corazón de la convivencia democrática.
Uno de los principios esenciales de la no-violencia es el exponer al adversario los argumentos que puedan probar lo razonable de nuestras exigencias y presentarle pruebas de nuestra sinceridad y de nuestra buena voluntad. La no-violencia implica, en efecto, que recurramos en primer lugar al diálogo. Se trata de poner en práctica toda la fuerza de la palabra; esta es la primera y la última arma de la no-violencia, pero no la única. Un principio básico sobre el desarrollo de la personalidad es que el amor engendra más amor y la violencia engendra más violencia.

2. Conflicto, democracia y paz
La convivencia democrática asegura no que los conflictos desaparezcan, sino que se planteen correctamente y su resolución sea pacífica. Por eso la paz es una forma de vida, típica de la mentalidad democrática, que ante los conflictos invita imaginativamente a otros recursos que no sean la violencia.
Cuando nuestra cultura y tradición habla de héroes o de valores como fortaleza, valentía, entrega, entusiasmo o fuerza, se suele referir a personajes históricos que han ganado guerras o que han dado su vida luchando en alguna batalla. La guerra y sus valores han sido exaltados, glorificados.
Pero también hay héroes de la paz, no sólo héroes de la guerra, es decir, hombres que contra la violencia no han respondido con más violencia, sino con el gesto digno de la no-violencia. Son hombres como Martin Luther King, Jesucristo o Buda; o como Gandhi, que ha pasado a ser símbolo de una actitud de resistencia pacífica.

3. Carrera de armamentos y desarme
El proyecto ético del pacifismo supone también una lucha concreta contra el militarismo y la legitimación de la guerra. Se precisa un rechazo explícito de la guerra y una exigencia de un progresivo desarme. Los conflictos no pueden arreglarse amenazando con armas, pues la paz que nace del miedo sólo puede conducir, tarde o temprano, a una declaración de guerra; quizá no a una guerra total, pero sí a guerras parciales de elevada crueldad que pueden exterminar pueblos enteros.

4. Instituciones para la paz
La paz necesita instituciones que la hagan posible, para que un proyecto de pacifismo sea compartido y respetado por todos. Por ello han nacido las ONGs (organizaciones no gubernamentales), que luchan por implantar un orden social más pacífico y justo.
En esta institucionalización de la lucha por la paz ha sido también importante la labor de algunas organizaciones internacionales como la ONU, cuyos tres grandes objetivos son:
- Alcanzar la paz.
- Defender los derechos humanos.
- Promover el desarrollo de los pueblos.

La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) es uno de los organismos más importantes de la ONU, y tiene como principal misión dar a la paz un contenido preventivo y constructivo: hacer que la guerra sea inútil, y para eso se ocupa de instalar la idea de paz en proyectos personales y comunitarios.
La declaración de paz de la UNESCO, aprobada en Londres el 16 de noviembre de 1945, fue firmada dos meses y medio después del final de la II Guerra Mundial, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal hasta la fecha, durante el cual murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas).
La Unesco estructura su actividad hacia la consecución de cinco objetivos principales:
* Lograr educación de calidad para todos y el aprendizaje continuo;
* Movilizar la ciencia y políticas científicas para lograr un desarrollo sostenible;
* Abordar los nuevos desafíos sociales y éticos;
* Promover una cultura diversa y de paz, y el diálogo intercultural;
* Usar la comunicación e información para construir sociedades del conocimiento integradoras.

A la vez, se enfoca prioritariamente en dos temas:
* África
* La igualdad entre hombres y mujeres.

La primera declaración que recoge el texto dice: “Que, puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes [principios] de la paz”.

viernes, 25 de marzo de 2011

domingo, 13 de marzo de 2011

TRABAJO SOBRE EL TEMA 5

TRABAJO SOBRE EL TEMA 5. PROBLEMAS Y CONFLICTOS EN LA CONVIVENCIA HUMANA

1.-

Negar a los extranjeros la entrada en nuestra ciudad, y a nuestros ciudadanos el permiso para viajar por los demás países, es una cosa que no se puede hacer en absoluto, pues se calificaría de bárbara e inhumana por los demás hombres; nos echarían en cara que teníamos la horrible costumbre de excluir de nuestro país a los extranjeros y que nuestras costumbres eran rudas y salvajes”.

PLATÓN: Las leyes

¿Qué califica Platón de bárbaro e inhumano? ¿Por qué?

¿Por qué excluir a los extranjeros puede ser calificado de costumbre ruda y salvaje?

Platón fue un filósofo griego que vivió en el siglo V antes de Cristo. ¿Crees que este texto tiene algo que ver con la situación actual? ¿Por qué?

¿Crees que habría que limitar el número de inmigrantes? Razona tu respuesta.


2.- Lee atentamente el texto que tienes a continuación y contesta a las preguntas.

¿Qué victoria? ¿Qué triunfo?

<< (…) Estos dos deseos pueden ser complementarios: podrían ocurrir las dos cosas, que los pueblos que necesitan ayuda dejaran de necesitarla y que mi equipo ganase todas las competiciones, aunque seguramente no ocurra ninguna de las dos y, si tuviera que ocurrir una de ellas, tendría más posibilidades de llenar mi estantería de trofeos que de no volver a oír noticias de pobreza o marginación.

¿Y si sólo pudiera ocurrir una de las dos y me dejarían elegir, como en una especie de Aladino? ¿Y si para elegir un deseo y el otro tuviera que marcar un penalti? Si marco, gano todas las competiciones. Si fallo, acabo con la marginación y la pobreza. Está claro que habría que tirar directamente fuera, pero ¿y si se desvía el balón?

Prefiero no correr ese riesgo. Con el fútbol se juega; con el futuro de las personas, no. >>

RAÚL (ex jugador del Real Madrid), en VV. AA.

Solidarios 100 por 100

· Si estuvieras en su lugar, ¿fallarías el penalti? ¿Por qué?

· Todos en nuestra vida personal y profesional tenemos una serie de sueños, al igual que Raúl. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Estarías dispuesto a sacrificar parte de ellos, o todos, para acabar con la marginación y la pobreza?


3.- Un estudio oficial revela la persistencia del racismo, pese a su descenso desde 1995:

“El 30% de los jóvenes españoles considera la inmigración “perjudicial para la raza””.

EL PAÍS

· ¿Te parece cierto lo que afirma el titular? ¿Son los jóvenes españoles racistas?

· ¿Son más o menos racistas que los adultos? ¿Crees que son más o menos racistas que antes?


4.- Escribe el significado de la expresión “discriminación positiva”. ¿Qué opinas de ella?

5.- ¿Crees que es posible acabar con los barrios marginales como las 3000 viviendas? ¿Por qué? En caso de que lo fuera, ¿qué consecuencias positivas y negativas conllevaría?

jueves, 10 de marzo de 2011

TEMA 5. PROBLEMAS Y CONFLICTOS EN LA CONVIVENCIA HUMANA


La convivencia humana, desde la más próxima y cercana hasta la más global, a escala planetaria, está llena de dificultades. La historia humana es el esfuerzo compartido por superarlas de una forma pacífica y hacer del mundo un lugar habitable para todos. Quizás no lleguemos nunca a realizar este sueño de convivencia, pero merece la pena intentarlo, pues mientras luchamos por conseguirlo vamos ganando en humanidad y dignidad. Saber tender una mano a aquel que puede perder el tren es un gesto de educación y bondad; tender una mano, un recuerdo o una palabra, al marginado, al que ha perdido o está a punto de perder lo poco que tiene, es un gesto de solidaridad y humanidad.


Todas las formas de exclusión social son fracasos de la convivencia. El ser humano no es un ser solitario que pueda vivir aislado. Nuestra vida es relación con los otros, es convivencia. Necesitamos de los demás no sólo para vivir mejor (tener amigos, divertirnos, charlar) sino también para poder sobrevivir. Pero al tratar con ellos aparecen ideas distintas, intereses diferentes, por lo que el acuerdo para organizar la convivencia es difícil. La vida humana es, por tanto, conflictiva.


En el ser humano se encuentran elementos optimistas (cooperación, ayuda) para conseguir un bien común, pero también elementos pesimistas (lucha, competición). Estos dos puntos de vista no se excluyen, pues la convivencia humana es una mezcla de lucha y cooperación.


Uno de los objetivos de la ética es ayudar al ser humano a encontrar formas de convivencia justas en las que sea posible el máximo crecimiento personal. La ética no propone eliminar los conflictos, sino conseguir que éstos se resuelvan pacíficamente con diálogo y nunca con violencia.


Marginación y exclusión social


Las diferencias entre las personas no son negativas, pues gracias a ellas podemos aprender unos de otros y enriquecernos mutuamente. Por eso la convivencia humana es un proceso de aprendizaje y creatividad. Pero a veces, pensamos que lo que nos hace diferentes también nos hace superiores a los demás. Así, admitir que hay diferencias puede suponer la negación de derechos de muchas personas, lo que a su vez implica que estamos marginándolas o discriminándolas.


La marginación se debe a varias causas:


- sociales y culturales, pues muchas veces marginamos a un colectivo por no tener las mismas costumbres que la mayoría o pertenecer a una cultura diferente.


- económicas, ya que a veces un grupo queda excluido por no poder acceder a la actividad económica normal y tiene como consecuencia la pobreza.


Las mujeres constituyen uno de los colectivos más discriminados y marginados de todas las sociedades y culturas. La distribución tradicional de las tareas y ciertos prejuicios sobre las capacidades físicas y mentales de uno y otro género han dado lugar a su exclusión de los sistemas educativos y culturales, así como de la participación en la vida pública de la sociedad. Afortunadamente cada vez más –sobre todo en los países más desarrollados- se van superando esos prejuicios y eliminando la marginación, alcanzando mayores niveles de igualdad y una convivencia más respetuosa con la diferencia.



La pobreza es la forma de exclusión social más habitual de nuestra sociedad; de hecho, muchas otras formas de marginación social o cultural tienen como base la pobreza. Normalmente no rechazamos al inmigrante por ser extranjero, sino por ser un inmigrante pobre.


Racismo


El racismo es una forma de discriminación que se expresa en creencias y actos antisociales y se justifica con razones de tipo biológico. Desde el punto de vista científico, el racismo es infundado e inconsistente, pues las diferencias culturales, sociales o incluso psicológicas no pueden asociarse a diferencias genéticas. De hecho, es incorrecto utilizar el concepto de raza para referirse al ser humano: únicamente hay una raza humana y las diferencias físicas se derivan de nuestra diferente adaptación al medio.


Aunque sigue habiendo racismo, lo que existe realmente es odio y rechazo hacia lo extraño, lo diferente, lo que es distinto a lo nuestro. El racismo biológico es ficticio, pero sí se da un racismo social o cultural. Por eso es más preciso hablar de xenofobia que de racismo, ya que la xenofobia es el rechazo del extranjero, del otro. Por una parte, segregamos, es decir, los excluimos o los discriminamos, llegando en algunos casos extremos (como hicieron los nazis con los judíos durante la II Guerra Mundial) al exterminio; y, por otra parte, los inferiorizamos, los consideramos inferiores y por eso no pueden tener los mismos derechos que nosotros, que creemos ser superiores o, por lo menos, normales.


La actitud racista generalmente se identifica con el etnocentrismo, es decir, en afirmar que nuestra raza es superior a las demás; casi todas las culturas y sociedades se ven a sí mismas como superiores al resto. Esta actitud está muy presente en la cultura occidental, que al entrar en relación con otras culturas siempre se ha considerado superior.