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viernes, 27 de mayo de 2011

TEMA 10. ÉTICAS TELEOLÓGICAS. EL BIEN COMO FINALIDAD (EXAMEN DÍA 8 DE JUNIO)

TEMA 10-11. ÉTICAS TELEOLÓGICAS. EL BIEN COMO FINALIDAD. ÉTICAS DEONTOLÓGICAS. DEBER Y JUSTICIA.

Hay quienes consideran que los seres humanos orientan sus decisiones y su comportamiento para alcanzar ciertos bienes deseables: este es el fundamento de las éticas teleológicas, entre las que destaca la elaborada por Aristóteles. Según este pensador, la felicidad es el mejor de los bienes, el fin más perfecto, que, al ser deseable por sí mismo, constituye la referencia ética fundamental para decidir entre las opciones que libremente tomamos a lo largo de nuestra vida.

I.LAS TEORÍAS ÉTICAS
1. La conciencia moral
Solemos entender por conciencia moral la capacidad de conocer y juzgar sobre la bondad o maldad, licitud o ilicitud moral de las acciones en general y de las propias del que las hace en particular. Esa capacidad constituye el acto de saber conocer, sentir o juzgar sobre la bondad o la maldad, licitud o ilicitud de la acción que hemos hecho, estamos haciendo o vamos a hacer y, por extensión, de aquellas que hacen, han hecho o pueden hacer otros.

2. La ética como filosofía de la moral
La ética es una reflexión sobre la moral y, por tanto, se expresa en un lenguaje práctico porque expresa mandatos y orientaciones para la vida.
La moral comprende tanto el comportamiento propiamente humano como las normas de actuación y las decisiones que constantemente estamos tomando.

3. La teoría ética
Una teoría ética es un modo de interpretar la realidad moral que sirve para analizar y aclarar lo que conocemos por experiencia. La capacidad para reflexionar sobre nuestros actos hace que nuestro comportamiento no sea meramente instintivo, es decir, de simple reacción ante los estímulos.
En nuestra vida diaria estamos acostumbrados a tomar decisiones. Preferimos una cosa en lugar de otra. Consideramos que una acción es buena o es mala sin que necesitemos pensarlo mucho, es decir, le estamos asignando un valor. El valor moral consiste en adjudicarle una cualidad a una acción que la hace preferible sobre otra y es un concepto muy importante en la elaboración de las teorías éticas.

4. Tipos de teorías éticas
Los distintos valores morales y las diferentes interpretaciones de la moral hacen surgir diferentes tipos de teorías éticas dependiendo de la importancia que se conceda a uno u otro aspecto.
A lo largo de la historia de la reflexión ética se han formado dos grandes grupos de teorías:
- Las éticas de fines son las que explican la moralidad humana basándose en la búsqueda de los bienes y, por tanto, entienden que las decisiones se toman pensando en las consecuencias de las acciones. Son las teorías teleológicas.
Entre ellas destacamos la teoría aristotélica llamada eudemonista, porque para esta teoría el máximo bien es la felicidad (eudaimonia significa felicidad en griego). La ética cristiana también se encuentra dentro de este tipo de teorías, puesto que el bien es la contemplación de Dios.
- Las éticas del deber conceden mayor importancia a los principios o a las normas que deben ser cumplidas, puesto que se consideran como buenas en sí mismas. No tienen en cuenta las consecuencias.
El filósofo Immanuel Kant es quien representa este segundo grupo de teorías. Su visión de la ética es completamente diferente a las anteriores porque se fundamenta en el cumplimiento del deber que nace de la razón.

5. El fundamento de la vida moral
La ética no se conforma con la mera explicación de los hechos morales, es un tipo esencial de reflexión porque está dirigida hacia la práctica. Su principal función es la orientación y guía para vivir la vida. No nos obliga a nada, aunque sirve para ampliar nuestras posibilidades, formar nuestro carácter y ser dueños de nosotros mismos. Es una sabiduría necesaria para no cometer errores.
La vida moral es propia del género humano como tal, es decir, con independencia de que se pertenezca a una cultura u otra, se viva en un país u otro, se esté en una u otra parte del planeta. Se la llamaba moralitas in genere para describir el hecho de que el ser humano no puede sustraerse a la vida moral, es decir, siempre es moral de alguna forma, por lo que no tiene sentido describir una conducta como a-moral; sería una conducta no humana. En este sentido, ningún acto es a-moral. Puede ser más o menos honesto, más o menos villano, más o menos bueno, más o menos in-moral, pero nunca a-moral. El ser humano es constitutiva y estructuralmente moral.

II. LAS ÉTICAS DE LOS FINES Y LAS ÉTICAS DEL DEBER
1. Éticas de los fines
Son las éticas llamadas también teleológicas, debido a que el término griego telos significaba fin. En este grupo de teorías se empieza por el planteamiento de un fin que se considera como el máximo bien. Las consecuencias de nuestras acciones sirven para considerar cuándo son buenas o malas dependiendo de si se acercan o no al bien propuesto.
Dentro del grupo de las éticas teleológicas, nos encontramos con tres tipos de teorías:
a) Las teorías hedonistas: consideran que lo moralmente bueno es el placer y el alejamiento del dolor. Esto es lo que nos orientaría a la hora de tomar nuestras decisiones. Epicuro elaboró una teoría ética de este tipo.
b) Las teorías eudemonistas: para las que la felicidad es el bien supremo que guía nuestras acciones. La vida moralmente buena nos lleva necesariamente a la felicidad. A esta clase pertenece la ética aristotélica.
c) Las teorías utilitaristas: tienen en cuenta la felicidad general basada en el bienestar del mayor número de personas.

2. Éticas del deber
La palabra deber se decía en griego deón, por lo que a estas éticas se las ha llamado también éticas deontológicas. El deontologismo tiene, básicamente, dos clases:
a) Teorías deontológicas intencionales: las consecuencias de nuestras acciones no sirven para considerarlas como buenas o malas, porque eso significaría que habría una ley exterior que nos esclavizaría. Dependeríamos de un fin, exterior al ser humano, que nos haría perder la libertad.
Más que las consecuencias, lo que cuenta es la intención. Por ejemplo, según este sentido, mentir es malo siempre, con independencia de las consecuencias que pueda tener. Este era el sentido del deontologismo originario, cuyo representante más importante es Kant. Según este filósofo, lo fundamental es el cumplimiento de la ley moral, impuesta por la razón, no las inclinaciones naturales hacia ningún bien.
b) Teorías deontológicas actuales: En este caso, las consecuencias tienen mayor importancia, porque más que la vida feliz, les interesa el concepto de lo justo. Esto significa que para considerar una acción como buena o mala hay que tener en cuenta si produce mayor o menor justicia. La ética de la justicia de John Rawls y la ética del dialogo de Karl-Otto Apel representan este modelo de interpretación de lo moral.

3. Diferencia entre deontologismo y teleologismo
La importancia concedida a las consecuencias es principalmente lo que distinguía al teleologismo del deontologismo en su sentido originario. Actualmente, el teleologismo se sigue centrando en la vida feliz, mientras que el deontologismo considera que hay que cumplir el deber que tenga consecuencias justas.
La principal ventaja de la ética de fines es precisamente que nos ofrece unos contenidos concretos para llevar a cabo una vida feliz. Favorecen el planteamiento de un proyecto vital que sirve de orientación para nuestras decisiones. Por el contrario, las éticas del deber inciden en el cumplimiento de un deber que libremente nos imponemos a nosotros mismos, por ello fomentan el sentido de la responsabilidad y del compromiso.

III. PRINCIPALES TEORÍAS TELEOLÓGICAS
1. La ética aristotélica
El filósofo griego Aristóteles se propuso aclarar el significado de la felicidad para aplicarlo a la práctica en la vida de las personas. Si sabemos lo que es la felicidad, podremos llevar una vida feliz.
La felicidad es la realización de la actividad más propia del ser humano, es decir, del uso de la razón. Por ejemplo, un violín está diseñado para hacer música; si se utilizara para otra cosa, no será feliz. Una persona que no ejerciera la razón tampoco sería feliz porque no lograría la máxima perfección de la que es capaz.
Una vez que se comprende que el bien más perfecto es la felicidad, el modo para alcanzarla es mediante la práctica de la virtud moral. Las virtudes morales no son acciones ocasionales, sino hábitos de conducta que son el resultado de una educación y del ejercicio reiterado de nuestros actos.
Una persona virtuosa es aquella que tiene el hábito de elegir siempre conforme al justo medio entre dos extremos, con el fin de orientar su vida manteniendo la tendencia al máximo bien propuesto. El extremo siempre es un vicio, tanto por exceso, como por defecto. Por ejemplo, para tener salud no es conveniente ni comer en exceso ni de forma insuficiente, sino de forma equilibrada.

2. El hedonismo de Epicuro
El fundamento de la ética de los epicúreos se encuentra en la búsqueda del placer y la huida del dolor. A este tipo de teorías se les llama hedonistas debido al término griego hedoné, que significa placer.
El concepto de placer se refiere a la ausencia de molestias que perturben el ánimo y a los placeres de tipo espiritual más que estrictamente material. Los epicúreos consideraban que el hombre prudente sabe administrar razonablemente los placeres con el fin de evitar consecuencias que le causen dolor.

3. La ética cristiana
Los dos grandes pensadores de la ética cristiana son san Agustín y santo Tomás, quienes toman muchas de las ideas de los filósofos griegos.
San Agustín toma la idea del Bien desarrollada por Platón y la adapta a la visión cristiana. Considera que el hombre puede obtener la mayor felicidad mediante la contemplación de la verdad en Dios.
Según santo Tomás, todas las acciones de los hombres deben tender de forma natural a Dios porque es el Bien Supremo. Esa tendencia, llamada providencia, no elimina la libertad humana porque Dios guía a los hombres, no los fuerza a hacer nada en contra de su voluntad. Es libre para elegir el camino de su felicidad.

4. El utilitarismo
El utilitarismo es una teoría ética que surgió en Inglaterra a finales del siglo XVIII desarrollada por Jeremy Bentham y posteriormente por John Stuart Mill. Es una teoría teleológica que considera que el bien es lograr la máxima felicidad posible para el mayor número de seres vivos. Este es el principio de utilidad, según el cual llamamos buenas a aquellas acciones o reglas que incrementan la felicidad general, y consideramos como malas a las que generan infelicidad.
Los antecedentes del utilitarismo se encuentran en la ética de Epicuro, aunque en este caso se trataba de la felicidad del individuo, mientras que los utilitaristas tienen en cuenta la felicidad de toda la colectividad.
El criterio moral de los utilitaristas es hedonista, porque la mayor felicidad es en realidad el mayor placer o el alejamiento de lo que nos produce dolor. Según esto, podría decirse que el utilitarismo es un hedonismo social.
Cuando los utilitaristas hablan de los placeres como finalidad, se refieren a una situación de bienestar psicológico en la que se satisfacen asimismo las necesidades propiamente humanas y, por tanto, las que están relacionadas con la capacidad de razón.

IV. PRINCIPALES TEORÍAS DEONTOLÓGICAS
Para ser libres debemos cumplir la ley moral que surge de nosotros mismos, es decir, nace de la propia convicción de que hacemos lo correcto. Por eso, nada ajeno a nosotros nos mueve cuando cumplimos con nuestros propios principios y, por tanto, es cuando se manifiesta nuestra libertad. El fundamento de la ética ya no es tanto la búsqueda de un fin concreto, sino el cumplimiento de lo que consideramos como deber, manteniendo siempre como referencia la dignidad humana y la justicia.

1. La ética kantiana
Las éticas de fines buscan un bien exterior al ser humano, lo que supone perder autonomía. Kant critica las teorías teleológicas, porque si lo que es bueno es el resultado de nuestras acciones, nos dejaríamos llevar por nuestros deseos e inclinaciones hacia las cosas de tal forma que no seríamos dueños de nuestros actos.
La ética de Kant es una teoría del deber, ya que Kant consideraba que la moral debe nacer desde dentro del hombre para tener plena autonomía y hacer uso de su libertad. Lo bueno no puede depender de las consecuencias de nuestras acciones. Como el ser humano en un ser dotado de razón, ahí debe encontrarse el principio que fundamente nuestras acciones.
La razón se puede usar para conocer el mundo o también puede tener un uso práctico para orientarnos en nuestra vida y saber lo que debemos hacer. Kant llamó buena voluntad a ese uso de la razón que determina cuándo una acción es buena por sí misma sin necesidad de conocer las consecuencias. La buena voluntad se ocupa de establecer los principios para actuar, es decir, de fijarse a sí misma una ley moral. Sólo una voluntad que obra por deber se puede decir que es una buena voluntad.
Para Kant, la ley moral se expresa en forma de imperativo porque impone una obligación, pero las acciones deben realizarse porque así lo dicta nuestra razón práctica. De ahí que el deber tenga la forma de imperativos categóricos.
Los imperativos categóricos se diferencian de los imperativos hipotéticos en que éstos ordenan algo como medio para alcanzar un fin propuesto. Por ejemplo, la orden “debo estudiar para aprobar los exámenes” es de tipo hipotético, mientras que la orden “debo estudiar porque es mi obligación” es de tipo categórico, porque no busca un fin más allá de su cumplimiento por respeto a la propia ley moral.
El imperativo categórico obliga a todos de forma universal porque está fundamentado sobre la razón y no depende de la experiencia ni de los fines que tenga cada individuo. La presencia de esta ley en nuestra conciencia demuestra que somos libres porque no depende de condiciones externas.
No existen varias razones, sino diferentes usos de una misma razón. Por un lado, el uso teórico de la razón se ocupa de conocer el mundo, y por otro, la razón práctica se ocupa de saber cómo se debe actuar. La buena voluntad no nos dice lo que hay que hacer, sino cómo debemos actuar. Por eso, la ética kantiana no da contenidos a la ética, sino que nos dice qué forma tiene que tener una ley para que sea considerada como una ley moral. Esta buena voluntad es realmente posible por la libertad, porque el ser humano es libre de actuar cumpliendo las normas que la propia razón práctica se impone como deber. Sin embargo, entre comprender una regla o seguir y aplicar una regla es necesaria una reflexión importante.

2. La justicia como deber social
Otra de las aspiraciones de los seres humanos es la justicia. Vivir en compañía de otros seres humano, convivir, es algo que nos hace humanos, pero que nos plantea problemas. La satisfacción de nuestras necesidades de desarrollo como personas debe estar en relación con las posibilidades de los demás.
La justicia consiste básicamente en el respeto a las otras personas y en la creación mediante la colaboración mutua de las condiciones que hagan posible el crecimiento personal de cada uno de los miembros de una comunidad.
Uno de los autores que más han tratado el concepto de justicia es el norteamericano John Rawls. El problema de la justicia consiste básicamente en saber cómo distribuir los derechos y deberes entre los ciudadanos para lograr los máximos beneficios y una adecuada cooperación social.
Se trata de conseguir una sociedad justa. Para ello, es necesario recuperar la tradición kantiana y apoyarse en unos principios éticos que sean válidos para todos. Rawls propone un procedimiento racional para conseguir una sociedad justa, y los principios de la justicia sobre los que se basaría una sociedad verdaderamente justa son:
Igualdad de derechos y libertades que pudieran disfrutar todos los miembros de la comunidad sin distinción alguna.
Igualdad de oportunidades. Si hubiera desigualdad económica, sólo estaría justificada en el caso de que concediera el máximo beneficio a los miembros menos favorecidos de la sociedad.

La relación entre la justicia y la felicidad: Las instituciones sociales tienen el deber moral de ser justas. Esto hace posible que las personas que vivan en esa sociedad puedan desarrollar su propio proyecto ético y, por tanto, ser felices. Las personas pueden proponerse cualquier ideal ético siempre que haya un respeto básico a los principios de justicia. Ese límite es válido para todos; si no fuera así, no podríamos hablar de una sociedad justa.
Entre la felicidad y la justicia debe haber una relación de enriquecimiento mutuo, no de conflicto. El afán de justicia debe ser un componente necesario del ideal de felicidad. Esto significa que no podemos contentarnos con una felicidad basada únicamente en lo material; por el contrario, no podremos ser felices jamás si vivimos en una sociedad injusta sea cual sea nuestra condición.

La justicia como equidad: la justicia debe entenderse como la distribución equitativa de los derechos entre todos los ciudadanos. Si no fuera de este modo, se produciría la injusticia. Sin embargo, en las sociedades más desarrolladas económicamente tendemos a considerar que la felicidad es el bienestar material que vemos amenazado cuando se produce una exigencia de justicia. Parece que no es compatible la felicidad del individuo y un reparto equitativo de las ventajas sociales. Pero la justicia es una virtud esencial de las sociedades sin la cual no es posible una auténtica situación de paz y de cooperación comunitaria.

El fundamento racional de la justicia: Una teoría de la justicia liberal que quiera responder a la complejidad y pluralismo de las sociedades modernas tiene que estar guiada por principios de imparcialidad, equidad y neutralidad. De esta forma, se está construyendo un determinado modelo de razón práctica, donde el ser humano es un agente racional que:
• tiene un interés con el que ordena sus deseos,
• entiende la libertad como emancipación,
• necesita un conjunto de normas compartidas para regular su acción, y
• está obligado a calcular de manera permanente para orientar la vida humana.

3. La persona dialogante
El uso de la palabra es un medio privilegiado para solucionar los conflictos. Una de las condiciones básicas para que exista verdadera comunicación es que las personas tengan una disposición activa para escuchar y mantener un diálogo. Se trata de fomentar nuestra capacidad para dialogar mediante el desarrollo de una serie de habilidades como la empatía, el respeto y la actitud activa.
La palabra humana es palabra compartida, y por ello no sólo explica el origen de nuestro pensamiento, sino también el sentido de nuestras acciones y compromisos.
El diálogo deja siempre una huella en nosotros. Lo que hace que algo sea un diálogo es el hecho de que hayamos encontrado en el otro algo que no habíamos encontrado aún en nuestra experiencia del mundo. El diálogo posee una fuerza transformadora. Cuando un diálogo se logra, nos queda algo y algo queda en nosotros que nos transforma. Por eso, el diálogo ofrece una afinidad peculiar con la amistad.

Rasgos de la persona dialogante:
a) Es capaz de sentir empatía, es decir, de ponerse en el lugar de la otra persona, comprenderla verdaderamente.
b) Antes de tomar una decisión, recopila toda la información. No se deja llevar por los sentimientos.
c) Es una persona asertiva. Expresa sus emociones sin dejarse manipular, ni tampoco manipula a los demás.
d) Utiliza argumentos para fundamentar sus opiniones. Rectifica sus ideas si encuentra mejores argumentos en contra.
e) Es una persona que tiene una actitud solidaria. No impone sus intereses por la fuerza.
f) Es responsable y asume las consecuencias de sus acciones y compromisos.
g) Mantiene una actitud de escucha sincera y activa. Atiende a los argumentos de su interlocutor.

El diálogo como fundamento ético
La solución a los graves problemas que tiene el mundo actualmente requiere unas soluciones basadas en la razón con el fin de que su aplicación sea universal. Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas fueron los pensadores que desarrollaron la teoría ética del diálogo a partir de los años setenta, basándose en la necesidad de admitir normas que valgan para toda la humanidad y que se cumplan obligatoriamente.
La ética del diálogo se basa en este principio de universalización kantiano, aunque se diferencia en la forma de establecerlo. El punto de partida de la ética de Kant era la conciencia de deber, mientras que para la ética del diálogo, el criterio moral universal se basa en la argumentación. Es una forma dialogada de imperativo categórico.

La situación ideal de habla universal
El diálogo es un procedimiento para establecer esas mínimas normas universales. No sirve para cualquier tipo de conversación ni un uso instrumental que tenga como fin el logro de un interés particular. Un diálogo válido debe cumplir una serie de condiciones:
• Debe ser una verdadera acción comunicativa en la que las personas que intervienen no se manipulan ni se toman como medio para conseguir otra cosa. No existe la coacción y tiene como objeto el entendimiento mutuo.
• Se debe dar una situación ideal de habla universal en la cual todos los afectados por una norma puedan expresar sus intereses y se imponga solamente el mejor argumento, sin recurrir a la fuerza. Es necesario que haya condiciones de igualdad entre los interlocutores para que se tengan en cuenta sus condiciones y sus razonamientos.
El diálogo es un criterio moral para saber si una norma es justa o no, por ello debe tomarse en serio. Una discusión en la que no se pretenda la comprensión de los argumentos de las personas es incapaz de dar respuesta a soluciones. El uso de la palabra sirve precisamente para resolver conflictos y por ello se le debe dar prioridad sobre cualquier otro medio.

lunes, 16 de mayo de 2011

TEMA 9. LAS RELIGIONES EN UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA (FECHA TOPE 20 DE MAYO)

1. ¿Pierde sentido la vida cuando nos encontramos en una situación difícil o más bien al contrario? ¿La religión es un consuelo o anima cuando se pierde la esperanza ante una situación dura (una enfermedad, la muerte de un ser querido, un desengaño amoroso, problemas en el colegio o en el trabajo)? Explica por qué.

2. “El sufrimiento es el cincel que Dios emplea para perfeccionar al hombre”. C. S. Lewis. ¿Puede el sufrimiento convertirse en una oportunidad para mejorarnos? Razona la respuesta.

3. Comenta esta frase: “Cuando los hombres dejan de creer en Dios, entonces creen en cualquier cosa”. Gilbert Keith Chesterton.

4. Localiza información sobre horóscopos, magia y ciencias ocultas en los medios de comunicación. Enumera tres razones que justifiquen la demanda de este tipo de creencias.

5. Define con tus propias palabras qué es creer y qué es el alma.

6. ¿Cómo crees que influyen hoy en día las religiones en una sociedad democrática?

7. ¿Puede una sociedad civil ignorar la religión? ¿Puede la religión aportar algo de esperanza a nuestras sociedades? ¿Qué valores espirituales son necesarios en una sociedad laica? Explica por qué.

8. Busca una noticia en un periódico o en internet relacionada con actitudes solidarias, y haz un breve comentario sobre ella, haciendo hincapié en la motivación de las personas que hayan actuado. ¿Qué les impulsa a comportarse así?

La feria mundial de las religiones

“Mi amigo y yo fuimos un día a la feria. La feria mundial de las religiones. No era una feria comercial, era una feria de la religión. Pero la competencia era tan feroz y la propaganda igual de estruendosa.

En el stand judío nos dieron unos folletos en los que se decía que Dios se compadecía de todos y que los judíos eran su pueblo escogido. Los judíos. Ningún otro pueblo era tan escogido como el pueblo judío.

En el stand musulmán supimos que Dios era misericordioso con todos y que Mahoma era su único profeta. Que la salvación se obtiene escuchando al único profeta de Dios.

En el stand cristiano descubrimos que Dios es amor y que no hay salvación fuera de la Iglesia. O se entra en la Iglesia, o se corre el peligro de condenación eterna.

Al salir pregunté a mi amigo: “¿Qué piensas de Dios?” “Que es intolerante, fanático y cruel”, me respondió.

Cuando llegué a la casa dije a Dios: “¿Cómo soportas estas cosas, Señor? ¿No ves que han esado usando mal tu nombre durante siglos?” Y me dijo Dios. “Yo no he organizado la feria. Incluso me habría dado vergüenza visitarla”.

ANTHONY DE MELLO. El canto del pájaro

9. Analiza el concepto de tolerancia que aparece en este texto. ¿Es verdad que Dios es intolerante? Razona tu respuesta.

10. ¿Por qué crees que el autor utiliza la metáfora de la feria para describir la pluralidad de las religiones?

viernes, 29 de abril de 2011

TRABAJO DE BATTLE ROYALE (FECHA LÍMITE 6 DE MAYO)

PAUTAS PARA EL TRABAJO SOBRE BATTLE ROYALE

  1. Haz un resumen de la película con tus propias palabras.
  2. Da tu opinión sobre la película. Qué te ha gustado, qué no te ha gustado, y explica por qué.
  3. ¿Hay una similitud entre Battle Royale y El Señor de las moscas? Razona tu respuesta.
  4. ¿Cómo reaccionarías ante una situación similar a la de la película? ¿Cuál sería tu reacción?
  5. ¿Por qué crees que en la película se mezclan escenas sangrientas y de extrema violencia con música clásica? ¿Qué efecto crees que intenta conseguirse?
  6. La película está basada en una novela de Koushun Takami. Esta novela se considera una novela distópica. Explica qué es una novela distópica y si consideras que la película realmente es distópica.
  7. En la película hay escenas de violencia explícita y, a pesar de ello, ha atraído más la atención en vosotros que otras películas como El Señor de las moscas que, aunque también es violenta, no contiene escenas tan duras como Battle Royale. ¿A qué crees que es debido que os haya atraído más esta película que la anterior?
  8. ¿Cuál crees que es el motivo por el que a cada alumno se le dio un arma distinta?
  9. En la película, se utiliza como argumento para hacer el juego de supervivencia con los alumnos que en la sociedad de hoy en día, la educación está peor que nunca, los alumnos no quieren estudiar, no respetan a nadie y necesitan una lección de disciplina. Por supuesto esto sería impensable en la vida real, pero ¿qué medidas crees que deberían tomarse en la vida real para que los estudiantes estuvieran más motivados, tuvieran más respeto y responsabilidad y siguieran un mínimo de disciplina? ¿qué plan propondrías tú?
  10. Al final de la película, vemos a los dos protagonistas supervivientes por las calles, escondiéndose porque han sido injustamente acusados de asesinato, mientras escuchamos lo siguiente:

Noriko fue anoche a su casa. Quería despedirse de sus padres, pero los encontró durmiendo y cogió de su mesa el cuchillo que Nobuo usó para apuñalar a Kitano. Ahora ya tenemos un arma cada uno, aunque cuando llegue el momento de volver a utilizarlas no será una elección fácil. Pero no tenemos otra alternativa que seguir adelante, sí, seguir adelante, siempre adelante...¡Corramos Noriko!
No importa hacia dónde, corre por todo lo que merezca la pena... ¡CORRE!

¿Por qué crees que se pronuncian estas palabras y qué sentido tiene que veamos a los protagonistas por las calles de una gran ciudad?

miércoles, 30 de marzo de 2011

TEMA 6. DE LA VIOLENCIA A LA PAZ

TEMA 6. DE LA VIOLENCIA A LA PAZ
La complejidad social es cada vez mayor, y los problemas y dificultades van en aumento. Ante esto, los seres humanos no tenemos más remedio que ponernos a hablar y ver entre todos qué podemos hacer. Si negamos el diálogo y la comunicación nos veremos sumergidos en situaciones de violencia. Pero la tarea del diálogo, la construcción de la paz, no es fácil, requiere esfuerzo, aprendizaje y valor. Es una empresa difícil, pero merece la pena.

I.CONFLICTO SOCIAL Y VIOLENCIA
1. Palabras o violencia
El conflicto es la característica de la vida en común; toda convivencia origina conflictos, los cuales pueden ser afrontados por la violencia (negación del otro) o por el diálogo (respeto del otro). Los conflictos caracterizan la existencia social del hombre. Si somos tantos en un grupo humano, tiene que haber variedad, diferencias; lo extraño sería que fuésemos o pensásemos igual. Por tanto, tenemos que aprender a convivir con los conflictos sociales.
Ante los conflictos sociales se pueden tomar dos actitudes: el diálogo o la violencia.
- El diálogo consiste en ponernos de acuerdo utilizando la palabra (los argumentos), no la fuerza.
- La segunda implica que los conflictos se resuelven con la imposición de un deseo particular con el único recurso de la fuerza. La violencia social supone la exclusión de participar en decisiones que nos afectan.
Además de la violencia social, existe otra que se refiere a comportamientos humanos concretos. Esta violencia se define como el uso de la fuerza física (aunque también puede ser psicológica) dirigida intencionadamente contra los derechos de la persona, tanto contra la dignidad de los otros, como la de uno mismo. Todas las conductas violentas, sean del tipo que sean, resultan destructoras y negativas.

2. Tipos de violencia
Se suele decir que vivimos en una sociedad violenta, envueltos en acciones de violencia que se manifiestan en acontecimientos violentos: una matanza en una guerra, una pelea, un asesinato. Se trata de una violencia directa, ante la cual tenemos que adoptar actitudes que la mitiguen. Es la violencia de los hechos, la que es fácilmente describible; es el acto violento que procede de personas concretas (el puñetazo, el asesinato, violaciones, guerras, etc.). En la violencia directa, la responsabilidad del acto violento es más sencilla de determinar.
Ahora bien, hay otra violencia que no por ser menos visible es menos dura y cruel: la violencia estructural que se muestra en la explotación infantil, las condiciones miserables de vida que una parte del planeta impone al resto, la continua agresividad de la vida urbana, etc. En la violencia estructural, al contrario que en la violencia directa, es de toda la sociedad, por lo que es muy difícil encontrar la manera de moderarla.

Por otra parte, podemos pensar que el uso de la violencia es legítimo en determinadas ocasiones, como la defensa propia; de ahí que se pueda hablar de violencia de agresión, empleada con intención de dañar, o de violencia de defensa para repeler una agresión previa. La violencia estructural es la violencia invisible, la que no aparece en los medios de comunicación como tal: por ejemplo, la que produce pobreza, marginación. Es sinónimo de injusticia y desorden establecido. Resulta tan negadora de la dignidad humana como la violencia directa.

3. Por qué somos violentos
Se manejan dos teorías sobre el origen de la violencia:
- La primera considera que la violencia es innata y que, por tanto, el hombre es violento por naturaleza. Esta teoría, conocida como innatismo, es defendida por intelectuales como Charles Darwin o Sigmund Freud. Es una teoría pesimista porque afirma que, aunque cambiemos las estructuras sociales, la naturaleza violenta del ser humano no puede variar. El innatismo afirma que la violencia tiene un origen natural en el hombre; es decir, que el hombre violento no se hace sino que nace.
- La segunda piensa que el hombre no nace malo, sino que la sociedad lo hace malo. La segunda es optimista porque piensa que, transformando la sociedad, desaparecerá la violencia. Quizá lo más acertado sea pensar que ninguna de las dos tenga razón o que la tengan sólo en parte. Es cierto que en el hombre puede haber una disposición a la violencia, pero sin un contexto social propicio ésta no se desarrolla.

4. La fascinación por la violencia
La cantidad de imágenes violentas que nos llega a través de los medios de comunicación, aunque sea con la finalidad de denunciar situaciones crueles, embota nuestra sensibilidad; cantidad de películas, series de televisión, cómics, videojuegos o anuncios publicitarios recrean esa violencia.
Nuestro mundo es un mundo violento y los medios de comunicación reflejan y recrean esta violencia aprovechándose de los mecanismos psicológicos con que cuentan y del cierto placer que parecemos sentir con la contemplación de la violencia. Hemos perdido, ante tal avalancha, la capacidad de sorprendernos y de horrorizarnos.

5. ¿Contemplar imágenes violentas genera violencia?
Las teorías fundamentales sobre la influencia de los medios de comunicación en las actitudes y acciones violentas:
a) Teoría catártica. Según esta teoría, la visión de imágenes violentas sirve de válvula de escape. Es una manera de vivir la agresividad sin los peligros de la agresividad real, ya que mediante la imaginación compensamos la violencia que todos llevamos dentro.
b)Teoría de la habituación. La violencia en los medios se ve como algo normal; los medios no hacen más que reflejar lo que hay, no generan más violencia de la que existe.
c)Teoría de la estimulación. La violencia de los medios de comunicación de masas estimula y potencia las conductas violentas. Las personas que viven la violencia de los medios aprenden a resolver sus problemas y conflictos de forma violenta.

6. ¿Qué hacer frente a la violencia?
Para poder hacer frente a la violencia, lo primero que conviene hacer es reconocerla; es decir, es importante tener una actitud realista. No podemos ser unos ingenuos y pensar en la violencia como algo pasajero y de fácil solución. Si la violencia es, como decimos, una forma de responder a los conflictos, tendremos que seguir aprendiendo otras maneras de afrontarlos basadas en la comunicación y el diálogo.

II. Hacia una definición de paz
La paz es uno de los grandes temas de los que más se habla en nuestro mundo; los medios de comunicación social no hacen más que recoger esta ilusión de gran parte de los hombres. Sin embargo, muchas veces en nombre de la paz se han defendido las situaciones más violentas e injustas.

1. Paz negativa: ausencia de guerra
La paz ha tenido diferentes interpretaciones a lo largo de la historia. Una de ellas es entendida de una manera negativa, es decir, como ausencia de la guerra. Esta concepción es la más habitual y tiene su origen en las tradiciones griega y romana.
- El concepto griego de paz (eirene) es sinónimo de armonía, serenidad y tranquilidad, por lo que se entiende como ausencia de conflictos violentos declarados. Se empleaba el término para describir la situación de los territorios griegos cuando no había guerras. Un tiempo de paz era un período entre guerras.
- Para los romanos, la paz (pax romana) era mantenida con el poder militar, que sofocaba cualquier rebelión. Tantos griegos como romanos manejan un concepto negativo de paz: es lo opuesto a la guerra. La paz es sinónimo de orden, de unidad y control. Y por eso, para que no se rompa, se necesita estar continuamente alerta y preparado. De esta manera, se acuña la expresión “si quieres la paz, prepárate para la guerra” (si vis pacem para bellum).

2. Paz positiva: contenido de un ideal
El concepto de paz anteriormente analizado es muy pobre, pues podemos tener un sistema muy ordenado, muy tranquilo, pero profundamente injusto. Para ampliar el concepto de paz podemos acudir a otras tradiciones:
- La tradición oriental. Concibe la paz como un proceso interior de la persona: la paz es interiorizada y se manifiesta al exterior con un sentimiento de respeto a todo ser. El gran representante de estas concepciones orientales ha sido Gandhi.
- La tradición hebrea. Posee uno de los conceptos más ricos y positivos de paz (shalom). Para la tradición hebrea, vivir en paz es respetar las relaciones establecidas con Dios y las que instaura su pueblo justa y fielmente. Esta tradición presenta un concepto de paz entrelazado con la idea de justicia: sin vínculos, sin lazos de reciprocidad, fidelidad y justicia no hay paz. Cualquier atentado al otro (robo, violencia física, engaño, desprecio, incomprensión) es una injusticia: es falta de paz.
- La tradición cristiana. Otra visión rica de la paz es la cristiana. La paz es amor. Esta idea de paz cristaliza en el concepto de ágape (entrega al prójimo, sacrificio, buena voluntad, servicio incluso a los enemigos, etc.), y es probablemente la aportación más válida del cristianismo al humanismo de todos los tiempos.

III. El proyecto ético del pacifismo
1. La construcción de la paz

El pacifismo es común denominador de muchos movimientos sociales. Se caracteriza por un deseo de vivir en paz y con paz. Promueve mecanismos internacionales de resolución de conflictos. El pacifismo opta por la comunicación, el diálogo y el respeto para resolver los conflictos, por eso se inscribe en el corazón de la convivencia democrática.
Uno de los principios esenciales de la no-violencia es el exponer al adversario los argumentos que puedan probar lo razonable de nuestras exigencias y presentarle pruebas de nuestra sinceridad y de nuestra buena voluntad. La no-violencia implica, en efecto, que recurramos en primer lugar al diálogo. Se trata de poner en práctica toda la fuerza de la palabra; esta es la primera y la última arma de la no-violencia, pero no la única. Un principio básico sobre el desarrollo de la personalidad es que el amor engendra más amor y la violencia engendra más violencia.

2. Conflicto, democracia y paz
La convivencia democrática asegura no que los conflictos desaparezcan, sino que se planteen correctamente y su resolución sea pacífica. Por eso la paz es una forma de vida, típica de la mentalidad democrática, que ante los conflictos invita imaginativamente a otros recursos que no sean la violencia.
Cuando nuestra cultura y tradición habla de héroes o de valores como fortaleza, valentía, entrega, entusiasmo o fuerza, se suele referir a personajes históricos que han ganado guerras o que han dado su vida luchando en alguna batalla. La guerra y sus valores han sido exaltados, glorificados.
Pero también hay héroes de la paz, no sólo héroes de la guerra, es decir, hombres que contra la violencia no han respondido con más violencia, sino con el gesto digno de la no-violencia. Son hombres como Martin Luther King, Jesucristo o Buda; o como Gandhi, que ha pasado a ser símbolo de una actitud de resistencia pacífica.

3. Carrera de armamentos y desarme
El proyecto ético del pacifismo supone también una lucha concreta contra el militarismo y la legitimación de la guerra. Se precisa un rechazo explícito de la guerra y una exigencia de un progresivo desarme. Los conflictos no pueden arreglarse amenazando con armas, pues la paz que nace del miedo sólo puede conducir, tarde o temprano, a una declaración de guerra; quizá no a una guerra total, pero sí a guerras parciales de elevada crueldad que pueden exterminar pueblos enteros.

4. Instituciones para la paz
La paz necesita instituciones que la hagan posible, para que un proyecto de pacifismo sea compartido y respetado por todos. Por ello han nacido las ONGs (organizaciones no gubernamentales), que luchan por implantar un orden social más pacífico y justo.
En esta institucionalización de la lucha por la paz ha sido también importante la labor de algunas organizaciones internacionales como la ONU, cuyos tres grandes objetivos son:
- Alcanzar la paz.
- Defender los derechos humanos.
- Promover el desarrollo de los pueblos.

La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) es uno de los organismos más importantes de la ONU, y tiene como principal misión dar a la paz un contenido preventivo y constructivo: hacer que la guerra sea inútil, y para eso se ocupa de instalar la idea de paz en proyectos personales y comunitarios.
La declaración de paz de la UNESCO, aprobada en Londres el 16 de noviembre de 1945, fue firmada dos meses y medio después del final de la II Guerra Mundial, el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal hasta la fecha, durante el cual murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas).
La Unesco estructura su actividad hacia la consecución de cinco objetivos principales:
* Lograr educación de calidad para todos y el aprendizaje continuo;
* Movilizar la ciencia y políticas científicas para lograr un desarrollo sostenible;
* Abordar los nuevos desafíos sociales y éticos;
* Promover una cultura diversa y de paz, y el diálogo intercultural;
* Usar la comunicación e información para construir sociedades del conocimiento integradoras.

A la vez, se enfoca prioritariamente en dos temas:
* África
* La igualdad entre hombres y mujeres.

La primera declaración que recoge el texto dice: “Que, puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes [principios] de la paz”.